martes, 7 de junio de 2011

Por andar comiendo chocolate a principios de mayo

Hoy sufrí las consecuencias de la soledad y el chocolate; ahora que pensándolo bien no solo fue soledad lo que me invadió, fue una mezcla de cansancio, tristeza, frustración y soledad. Ella no es una nueva compañera pues, aun cuando estaba con el, se manifestaba por largos periodos de tiempo. Iba y venia mientras el se ausentaba y se escondía en su trabajo.
El chocolate y sus atributos míticos para el alma tomaron control de mi ser; comencé a sentir melancolía mientras mi lengua sentía como se derretía. No fue azúcar, ni el hecho que trajera el estomago vacío; el sabor del chocolate me conforto y me golpeo al mismo tiempo, penetro hasta el fondo de mi alma, me hizo sentir un calor que solo sentí con el, el calor de un abrazo, el calor que proporciona solo un “te quiero mucho”.
MALDITO CHOCOLATE! Te amo y te desprecio porque me lo recuerdas; por qué haces que aflore? A caso sirves para depurar las penas del corazón? O eres un místico disolvente que despinta o despega heridas?